
Gun Runner al galope con botín de guerra en la cola - Foto: Skip Dickstein

El encumbrado GunRunner (13, Candy Ride en Quiet Giant, por Giant’s Causeway) terminó en gran forma luego de su brillante victoria del sábado pasado en el Whitney H. (G1, Saratoga, 1800m, 1:47.71), según lo informado por su entrenador Steve Asmussen. «Está fabuloso, feliz consigo mismo, regresó genial», dijo el reconocido entrenador.
Asmussen añadió que, probablemente, el alazán propiedad de WinchellThoroughbreds & Three Chimneys tendría una salida adicional antes de la Breeders’ Cup Classic S. (G1, Del Mar, 2000m, noviembre/04), señalando que ésta podría ser en el Woodward S. (G1, 1800m, septiembre/02), el fin de semana de cierre de la temporada en Saratoga (Nueva York, EUA). “Es lo más probable pues correría aquí y no habría que viajar de nuevo. Sería ideal”, señaló el entrenador.

El tema más esperado para tratar con Asmussen fue lo referente al ya famoso caso de la herradura que terminó enredada en la cola de Gun Runner en el Whitney H. (G1). Cómo se ha sabido la herradura la perdió el puntero inicial de la prueba (Cautious Giant) y prodigiosamente se enredó en la cola de Gun Runner, mientras éste comenzaba a tomar pleno dominio de la carrera. “Sólo lo noté cuando se detuvo”, afirmó Asmussen.
“Vimos la repetición de la carrera varias veces. ¿Pueden creerlo? Quiero decir si tratamos de lanzar una herradura y lograr que se pegue en la cola de un caballo mientras está parado, seguramente no lograremos hacerlo ni una vez en 1000 intentos. Ahora, imagínatelo con el caballo corriendo, imagina que es Gun Runner, e imagina que es en el Whitney H. (G1)”, agregó. “Obviamente estábamos inconscientes de ello hasta que vino al círculo de ganadores, pero no tenía ni un rasguño. Lo digo porque aún estaban los clavos en la herradura”.
Sin duda alguna, el Whitney H. (G1) será recordado no sólo por la exhibición de Gun Runner, que lo coloca en calidad de “retador” ante el Campeón Arrogate (13, Unbridled’s Song en Bubbler, por Distorted Humor), sino por esta anécdota de la herradura en la cola, por lo inusual y por lo sortario que resultó el alazán que pudo haber sido afectado de alguna manera. Al final, la herradura terminó siendo como su “botín de guerra”.